Que haya menos población no significa que sus carreteras sean mas seguras. El año pasado se dejaron la vida 15 personas en las carreteras de Soria. Una cifra muy elevada para la escasa población de la provincia (unas 90,000). Siguiendo el parámetro, si Soria tuviese 1 millón de habitantes la cifra ascendería a 169 víctimas, unos datos escalofriantes. Esto la colocaría con la ratio mas elevada del país. Por lo que resulta mucho más fácil morir en un accidente de tráfico en Soria que en Barcelona. Y ya no solo en Soria, estos pésimos datos los padece la España vacía en general. Las provincias menos pobladas tienen más riesgo de accidentalidad por cada millón de habitantes. A diferencia de las grandes ciudades como son Madrid y Barcelona que, según los datos que facilita la DGT, registran las tasas más bajas.
El problema radica en la pésima gestión de infraestructuras que sufren las zonas más despobladas. Las provincias que encabezan la lista de mortalidad tienen un denominador común, casi todas las vías que las atraviesan son carreteras secundarias, donde ocurren 3 de cada 4 accidentes. “Hay un problema de inversión estatal que viene de la crisis”, señala Elena de la Peña, subdirectora general técnica de la AEC. Desde los ayuntamientos exigen la construcción de una autovía en condiciones que mejore la seguridad vial en estas zonas.
Javier Navarro